Su Esencia
Vilnius es la capital más joven de los Bálticos, no solo por su promedio de edad de su gente, si no por su arquitectura y por el trazado de sus calles; es una ciudad universitaria dinámica y elegante.
El turismo no la ha invadido todavía con sus hordas gigantes de la que formo parte, lo cual permite apreciar el color y el ritmo local como pocas urbes en Europa.
Las iglesias barrocas y clasicistas abundan en el perfil de la ciudad, haciéndola diferente de Riga y de Tallin y no es de extrañar; Lituania se define como católica con estrechos vínculos con vecinos como Polonia.
Un patrimonio rico en leyendas que se remontan al Medioevo acompañan a los que descubren su capital y joyas cercanas como Trakai. La historia del siglo XX y la lucha del pueblo lituano contra el nazismo y el comunismo están muy presentes en Vilnius; su legado puede inclusive recorrerse y visitarse para conocerlo y recordar lo que no puede olvidarse.
Es necesario destinar un par de días para disfrutarla y hacer honor a su rica cultura. Se puede caminar perfectamente la ciudad; sus calles son anchas y existe un notable respeto al peatón a la hora de cruzar por sus avenidas.
Su gente habla distintos idiomas: lituano, polaco, alemán, ruso e inglés. La cortesía y la buena predisposición abundan en el trato hacia el turista y hacen más grata la visita a su capital.
Lo Imprescindible 1: La Avenida Gedimino y la Catedral
La avenida más linda y verde de Vilnius se llama Gedimino, en honor al fundador de la ciudad y del Estado de Lituania.
Parquizada con árboles todavía jóvenes, bancos para sentarse y bellos edificios con cierta reminiscencia clásica y algo de Art Noveau, provoca que esa parte de la ciudad guarde cierto parecido con Budapest y su avenida Andrassy.
La Avenida Gedimino que corre en dos sentidos de oeste a este o de este a oeste, tiene dos partes bien diferenciadas: desde el río Neris hasta la mitad de su recorrido presenta edificios de tipo más gubernamentales. Puede inclusive conocerse ahora como museo a la antigua sede de la Gestapo primero y de la KGB después. En sus revestimientos de piedra exterior están labrados los nombres de aquellos héroes lituanos fusilados en el interior del edificio. Es la forma de Vilnius de recordar a aquellos que lucharon y perecieron por mantener su independencia y su libertad.
La segunda parte de la avenida, se hace cada vez más comercial; hay centros comerciales, hoteles, un casino, bares, restaurants y pizzerías que llegan hasta la culminación de la calle, en la mismísima plaza de la Catedral. Marcas internacionales como Benetton y tiendas como Marks and Spencer congregan a propios y extraños sobre Gedimino y conprecios bastante más económicos que en los centros comerciales de Riga.
La Catedral, fácilmente ubicable al terminar Gedimino es del más puro estilo clásico y sorprende con su aspecto monumental y la blancura radiante de su frente y del campanario que la vigila.
Reconstruida varias veces desde 1251, el aspecto actual lo consiguió después de 1770. En 1950 el Gobierno soviético la clausuró, convirtiéndola en Galeria de Pintura 6 años después. En 1989, la Catedral fue restituida a la Iglesia Católica.
La fachada está dominada por potentes columnas que se repiten en los laterales. A su vez, el pórtico central tiene nichos donde están las estatuas de Abraham, Moisés y los cuatro evangelistas.
El interior de la Catedral es sobrio y de estilo clásico. Solo el órgano presenta ornamentos barrocos. El templo cuenta con 11 capillas, siendo la más bonita de todas la de San Casimiro, la cual alberga el sarcófago del santo y está ricamente decorada en mármol negro, rojizo y blanco y con figuras talladas en madera plateada. Sobre al ataúd del santo hay un cuadro plateado de San Casimiro, en el cual está representando con tres manos. Cuenta la leyenda que tres veces la tercera mano fue cubierta de pintura, pero al volver a aparecer, el pintor lo consideró un milagro y no volvió a intentarlo.
Tips recorridos: de la mano de enfrente a la Catedral, donde termina Gedimino, hacia la derecha, se ubica la parada de un pintoresco bus rojo que ofrece citytours por Vilnius a precios muy convenientes.
Otra opción: si uno sale de la Catedral utilizando la puerta lateral muy proximo a la capilla de San Casimiro se accede facilmente a la plaza de la Catedral y se encuentra con la estatua dedicada a Gedimino. Pasando la misma y cruzando la calle, se puede ubicar el nacimiento de la calle Pilies, la más antigua y pintoresca de Vilnius. Hay restaurants (incluido uno argentino), heladerías, casas de venta de ámbar por supuesto! y puestos de venta de artesanías y otros recuerdos. Hay también algunos hoteles pequeños y una construcción para ir apreciando en detalle mientras la calle se eleva en suave pendiente. La calle Piries finaliza al llegar uno a la bella Iglesia Ortodoxa de Santa Pareskevia. La plaza que se encuentra frente a ella marca también el inicio del Ghetto de Vilnius.
Lo Imprescindible 2: Universidad de Vilnius
Es una de las principales atracciones de la ciudad y ocupa una gran manzana en el barrio Antiguo.
Se puede recorrer y apreciar libremente, y sentir el aire joven que invaden sus pasillos en cada intervalo de clases o al terminar cada una de ellas. Es ante todo una institución viva, joven y con estilo.
Si bien con el correr de los siglos, la Universidad se fue diversificando y está distribuida entre varios barrios, en el casco histórico conserva el Rectorado, la Biblioteca y algunas aulas de estudio. El conjunto de edificios adquirió relevancia a partir de 1568 cuando se compró un edificio gótico de dos plantas donde se instaló al poco tiempo el colegio jesuita.
Se construyeron después 12 edificios de varios cuerpos, en torno a 13 patios con diferentes formas y extensiones.
Los patios más bellos quizás, son el Patio Mayor y el Patio del Observatorio.
El Patio Mayor es el más apreciado por su historia y su arquitectura. Construido en la primera mitad del siglo XVIII, está circundado en tres extremos por arcadas, mientras que en el lado este, se halla la hermosa iglesia de San Juan con su campanario de 63 mts. Puede decirse que hay una mezcla de 3 estilos: manierista, barroco y clasicismo. La Iglesia de San Juan es un punto para detenerse, entrar y admirarla. De larga historia, ya que fue acabada en 1426 y embellecida en distintas ocasiones, fue reconsagrada al cristianismo en 1993 tras la ocupación soviética.
El Patio del Observatorio está también circundado de arcadas de tres plantas, pero todas cubiertas. La atracción es el edificio de antiguo observatorio, con sus dos torres cilíndricas tan características y cubiertas de pequeñas cúpulas.
Lo Imprescindible 3: las iglesias de Vilnius.
Hay un rasgo que me llamó la atención de la ciudad: la cantidad de iglesias que hay de distinto estilo y de época, tan variadas entre sí, como bellas.
La Iglesia de Santa Ana es uno de los edificios más famosos y emblemáticos de la ciudad. De estilo gótico tardío, se construyó entre 1495 y 1500 y se ha conservado casi intacta hasta nuestros días. Su distintivo es el color rojizo de los ladrillos que recubren sus paredes exteriores y las elegantes torrecillas rematadas con cruces metálicas.
El interior es casi austero y estrecho en comparación con el elaborado trabajo del exterior. Destacan los grandes y alargados vitrales que tiñen de azul y rojo el ambiente dedicado al culto.
Al lado de la iglesia y fácilmente apreciable desde el patio, hay un campanario de 1873 y detrás del mismo, la capilla neogótica de la escalera de Jesucristo de 1617 y reconstruida después en 1820 que es parte del conjunto del Convento de los Bernardinos.
La Iglesia de San Miguel Arcangel, a un par de cuadras apenas de distancia de la anterior, es el único templo de estilo renacentista en Vilnius. Sus dos pequeñas torres laterales culminadas en picos barrocos y el tono pastel de su fachada, parecen pertenecer más a ciudades de centro Europa como Innsbruck o Salzburgo que a la capital de Lituania.
Su construcción terminó en 1597 pero fue incendiada y reconstruida varias veces. Durante la ocupación soviética, desde 1972 a 2006 la iglesia fue la sede del Museo de Arquitectura. Hoy en día en el patio que se extiende en forma circular y que rodea al campanario, puede verse en verano una muestra de Arte Sacro.
La Iglesia de San Casimiro, a una cuadra del Ayuntamiento de la ciudad de fachada clasicista, es el templo barroco por excelente de Vilnius. Fue construida a comienzos del 1600 por los jesuitas en honor al príncipe y protector de Lituania. Devastada en varias oportunidades y sede del Museo del Ateísmo en época soviética, fue reconsagrada al Catolicismo en 1991.
Desde San Casimiro puede tomarse por la calle llamada Didzioji gatve, pasar por delante de la sede de la Filarmónica y llegar hasta la Puerta de la Aurora.
Dicha puerta formaba parte de las antiguas murallas de la ciudad. Hoy en día es lugar de peregrinación importante del norte de Europa ya que alberga en el primer paso, arriba del arco de la puerta, una capilla barroca visitada diariamente por miles de fieles. La imagen de la Madre Misericordiosa es considerada milagrosa; Juan Pablo II oró frente a la misma en su viaje pastoral del año 1993. Está enmarcada en plata dorada con rosas, tulipanes, narcisos y claveles esculpidos; la parte inferior del cuadro termina con una gran medialuna de plata.
La Iglesia de San Pedro y San Pablo: hay que salir del casco antiguo para visitarla, está ubicada en la Plaza de Juan Pablo II y es el edificio barroco más famoso y más grande Vilnius.
El exterior fue finalizado en 1676 pero se precisaron algo más de 30 años para completar la decoración barroca con estucos y frescos en su interior. La iglesia es de 3 naves; las laterales fueron convertidas en capillas. El interior es realmente sugestivo y prima el color blanco grisáceo por el juego de luces y sombras de las más de dos mil esculturas de estuco que la adornan: personajes bíblicos, históricos y mitológicos representan diferentes clases sociales y profesiones, hay animales y plantas, símbolos militares y seres fantásticos e incluso demoníacos. El interior demanda por tanto un buen rato para apreciarlo y a no olvidar la luminaria central en forma de barco, confeccionada en miles de cristales tallados; una verdadera belleza.
Lo Imprescindible 4: El Ghetto de Vilnius
Partiendo de la plaza que se ubica frente a la Iglesia ortodoxa de Santa Pareaskevia, se puede recorrer el que fuera el barrio judío de Vilnius, uno de los más importantes de la ciudad, que al comienzo de la Segunda Guerra Mundial albergaba a unos 60 mil habitantes.
Restaurado e impecable, hoy puede recorrerse a pie tranquilamente y es un lugar tranquilo y apacible. Hay panaderías excelentes, pequeños cafés y una taberna deliciosa llamada "El Oso", facilmente reconocible por el simpatico osito tallado en madera de la entrada.
A pocas cuadras de allí, la plaza del Ayuntamiento más elegante, jovial y dinámica marca un cambio con el ghetto pero igual de acogedora a la hora de marcar un alto en el camino y disfrutar de los platos locales y los más universales del viajero.
Lo Imprescindible 5: Castillo de Trakai
La ciudad de Trakai se ubica a 28 kms al oeste de Vilnius. Su importancia radica en haber sido la capital del Estado de Lituania durante la Edad Media, y por tanto, uno de sus centros políticos y estratégicos.
En 1323 la capital fue trasladada a Vilnius, pero en Trakai continuaron residiendo los duques de Lituania.
Trakai está en una estrecha península de tres lagos, de hecho el castillo se halla en una isla del lago Gavlé. Es famoso por ser el único castillo en toda Europa Oriental construido en una isla, ejemplo además de la arquitectura defensiva de Lituania.
Es que el castillo es una fortaleza. El complejo comprende el palacio de los grandes duques, rodeado por una muralla defensiva y el antecastillo separado del palacio por un profundo foso.
Visitar el castillo es primero tener la oportunidad de disfrutar de un bello paseo por la serenidad de sus lagos y segundo, volver al pasado glorioso de Lituania y aprender más sobre su historia, sus costumbres y el estilo de vida medieval. El color rojizo de sus paredes y torres contrasta con los azules y verdes de los bosques y lagos que lo rodean.
El castillo fue reconstruido en períodos intermitentes, aún bajo la ocupación soviética, y pese a que son visibles los lugares del empalme entre las estructuras más antiguas y las nuevas, no quita para nada el propio encanto que esta atracción genera.
La parte principal del castillo consta de cinco plantas. En la planta baja está el portón de acceso al patio del palacio del duque. En la fachada principal, un puente levadizo recibe a los visitantes de Trakai; es algo mágico en realidad, a uno le da la sensación de estar por un momento envuelto en una trama del Señor de los Anillos o de Juego de Tronos.
El palacio u hogar de los duques está dispuesto alrededor de un patio rectangular pequeño. Galerías de madera circundan los límites del patio y permiten ir entrando a las salas del palacio.
Todas las salas está decoradas con ladrillos, ventanales estrechos que presentan algunos vitrales y azulejos de colores. Para sacar fotos en el interior del castillo, hay que abonar un pequeño impuesto a la hora de sacar las entradas.
Hay una buena colección de objetos, pertenencias y documentos varios que se puede apreciar al ir transitando las salas; muestra básicamente la historia del castillo, de sus dueños y la reconstrucción del emblemático sitio para el pueblo lituano.
Pero hago una observación: las escaleras de madera que permiten subir a las salas son de escalones estrechos y altos, no es recomendable por tanto si un visitante sufre de problemas cardíacos o vértigo, utilizarlos.
Fuera del castillo hay otras opciones: se puede tomar paseos en barco o en pequeñas embarcaciones a pedal y hay además un buen restaurant y cafetería en la orilla opuesta del lago con una vista estupenda al castillo.
En el muelle del pueblo, frente al largo puente de madera que permite atravesar el lago y llegar al castillo, se puede visitar un mercado de artesanías de madera, bordados y sobre todo, de piezas de ámbar. Los precios del ámbar son bastante más caros que en el centro de la ciudad, pero hay mucha variedad en diseños, colores y objetos tallados a partir de la hermosa piedra báltica.
Tip bonus track: La colina de las Cruces
No está cerca de Vilnius, pero si uno ingresa a Lituania desde Riga, la capital de Letonia, es posible que quiera pararse un rato para conocerla, ya que se encuentra al norte del país.
La Colina de las Cruces es un lugar único, fuera de lo común y es un monumento al arte sacro moldeado bajo las manos del pueblo lituano.
Es uno de los lugares de peregrinaje más frecuentados del país y es el reflejo de la religiosidad espontánea de los fieles.
Su nombre se debe a la increíble concentración de cruces en una verde colina, más de 50 mil de distinto tamaño. Si bien la colina ya se mencionaba en el siglo XIX, su fama se extendió al adquirir importancia como símbolo de la resistencia anónima pero incensante de los cátolicos lituanos durante la ocupación soviética.
Cuenta la historia que los esfuerzos del ejército soviético por arrasar con la colina resultaron siempre infructuosos, por más que insistieran durante el día, al amanecer decenas de cruces aparecían de nuevo plantadas allí. Es por ello que después de restaurar la independencia, este lugar se convirtió en un símbolo de la fe, del sufrimiento y la esperanza de Lituania.
No es de extrañar entonces que Juan Pablo II visitara este lugar en Setiembre de 1993 y en presencia de 100.000 peregrinos celebrara la Santa Misa.
Hoy en día, en libertad, la gente llega hasta ella para dejar sus pedidos a Dios o su agradecimiento, expresados siempre en el acto de dejar una cruz allí. A las cruces, se han unido estampas, rosarios, fotografías, estatuas y otros objetos religiosos que se colocan como recuerdo de familias o amigos.
Si eres católico, el lugar va a resultarte emocionante y quizás hasta quieras dejar tu propia cruz y elevar una oración. Si no lo eres, es posible también que sientas cierto sobrecogimiento al transitar por el estrecho sendero escalonado que permite subir la colina y recorrerla, porque innegablemente es una de las muestras de fe más espontáneas que puedes encontrar.
En la entrada hay instalaciones con baños pagos y cafetería. Hay también puestos que venden recuerdos, rosarios y cruces de madera desde las talladas de manera discreta hasta las más ornamentadas. Las más pequeñas pueden adquirirse a 5 litas.
El costo de vida y el precio de la ropa por ejemplo es el más económico de los tres países bálticos.
Donde alojarse:
Durante mi estadía en Vilnius, estuve alojada en el Hotel Neringa, sobre la Avenida Gedimino. Muy recomendable. Si quieres ver detalle de mi crítica al hotel y otras más, puedes hacerlo como siempre, en la página de Trip Advisor:
http://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g274951-d284934-r146997107-Neringa_Hotel-Vilnius_Vilnius_County.html
Fecha del viaje: Setiembre 2012
Agente de Viajes: Carey Turismo - Sra. Alicia Viva. Cordoba 1452 2º E. Tel: 0341 - 4408260
Mayorista nacional: Becciu Turismo Pecom
Tel: (54-11) 4324-4400. Fax: (54-11) 4324-4401
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