Jordania: el país a vuelo de pájaro.

Su Esencia
Jordania a priori es la humilde pero fascinante prima pobre de la familia árabe.
Ubicada en una zona caliente, entre Israel hacia su oeste, Arabia Saudita hacia el este y sur y Siria hacia el norte, parece destinada a seguir en la lucha por sobrevivir como ha hecho desde tiempos remotos.

Pero Jordania es la Arabia profunda, tierra de beduinos simples y hospitalarios, tierra de tradiciones que todavía se observan y no tienen inconveniente de mostrar y bailar al ritmo de su música, tierra de historias que se remontan hasta la biblia y de religión observada con discreción, lejos de cualquier fanatismo.
Jordania sabe de lucha y esplendor; por sus desiertos pasó Moises y el éxodo judío, siglos después la ruta de la seda se abrió camino y Lawrance de Arabia luchó contra otomanos y se enamoró al mismo tiempo de su paisaje y su espirítu de libertad.
Egipto, Grecia, Roma, Bizancio, el Islam; cada mega cultura de la antiguedad ha marcado su historia, su arquitectura, el rasgo de cada una de sus ciudades emblema.
Jordania es también el país que veneró al Rey Hussein, politico y jefe de Estado que supo estrechar la mano de líderes como Jimmy Carter, Clinton,  Arafat  e Yitzhak Rabin en pro del proceso de paz de Medio Oriente. Su foto, junto a la de su hijo, sucesor en el trono y su nieto, ya destinado en la línea real al trono, puede ser visto aún varios años luego de su muerte y a lo largo de todo el país.
 Y Jordania por supuesto, tiene en su desierto una rosa única, una maravilla de justo derecho: Petra; gracias a la mítica ciudad de los na
bateos, Jordania ha sido redescubierta al mundo. 
Por eso puedo decir que Jordania sorprende: siendo auténtica y gentil con el viajero, y buscando sin estridencias su futuro en el mundo.  Al preguntar a nuestro guía acerca de las fuentes de ingreso del país, me sorprendí gratamente al saber que la extracción de silicio y otros minerales actualmente utilizados en la industria electrónica y la exportación de fosfato son las actividades principales de este reino. El puerto de Aqaba sigue siendo tan importante hoy como cuando comerciaba esencias y sedas y de allí exporta al mundo.
El turismo, por supuesto, ha sido siempre bienvenido; pero luego de la primavera árabe del 2011, ha disminuido en un 80%. Es fácil de ver en lugares clave donde el turismo local supera ampliamente al extranjero, pero quizás ello contribuye más al color local y lo vuelve pintoresco.  La esperanza jordana es obviamente que esto se revierta. Ojala que las fotos, opiniones y recuerdos que traje agreguen un granito más de arena para contribuir a esto.

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